CATEDRAL SANTA MARÍA LA REAL


Pamplona



Existió una antigua catedral de estilo románico cuya construcción empezó hacia el año 1100. Fue consagrada en el 1127 reinando Alfonso I el Batallador, rey de Aragón y de Navarra.

En las guerras de los burgos de 1276, el primitivo claustro sirvió de caballeriza. El claustro gótico fue construido en el siglo XIV.

El 1 de junio de 1390 se hundió una gran parte de la catedral y el cabildo acometió de inmediato los planes para su reconstrucción. La primera piedra fue colocada en el mes de mayo de 1394 en tiempos del reinado de Carlos III el Noble. La fachada románica permaneció en pie siendo sustituida por la actual de estilo neoclásico a finales del siglo XVIII.

Muerto Carlos III en 1425 su hija y heredera del trono, Blanca I de Navarra Evreux, siguió los trabajos de construcción aunque debieron de existir largos períodos de inactividad. A partir del año 1481 debieron de reanudarse los trabajos y en 1487 - en tiempos del reinado de Catalina I de Navarra Foix-Grailly - se concluyeron los muros exteriores.

En el año 1495 la cabecera del templo estaba casi terminada. El templo debió quedar terminado en los primeros años del siglo XVI, anteriormente a la invasión del Reyno de 1512, aunque se registran algunos trabajos hasta 1530.

saber más sobre la catedral

 

Santa María la Real
talla románica de madera forrada de plata

anterior a 1175








uno de los más bellos claustros góticos 

relicarios de las catacumbas de Roma
siglo XVII 



relicarios de manuscritos de San Ignacio y San Francisco Javier

templete de plata
para la custodia procesional

siglo XVI

puerta “Preciosa”
1350-1360























                                                                                                                                   magníficos capiteles de la antigua

catedral románica
de Pamplona
   destruida







catedral Santa María la Real

nota: la numeración en el plano se corresponde con la señalada en el texto más abajo

 


orígenes de Pamplona

etapas constructivas
breve descripción arquitectónica, naves e interior 
exterior
claustro

      capilla Barbazana
      grupo de la Epifanía
      sepulcro de Pere Arnaut de Garro
      puerta de la sacristía
      portada del Amparo
      sepulcro de Espoz y Mina
      portada del Arcedianato
      portada del refectorio y cocina
      sepulcro del conde de Gades
      portada Preciosa
      sepulcro del obispo Sánchez Asiain
      escalera del sobreclaustro
      refectorio y cocina
      dormitorio
      cillería
      capilla de don Pedro de Roda
      biblioteca capitular

presbiterio y sepulcro de Carlos III el Noble 
sacristías y sala capitular
capillas y retablos

      del lado del Evangelio

          capilla bautismal
          capilla San Juan Bautista
          retablo Cristo de Caparroso
          retablo San José
          retablo de las Reliquias
          retablo San Jerónimo

      en la girola

          capilla San Blas o del obispo Sandoval
          retablo San Agustín
          retablo San Fermín
          relicarios de las Catacumbas de Roma
          retablo Santo Tomás
          retablo la Piedad

      en el lado de la Epístola

          retablo San Gregorio Magno
         reja del crucero
          sepulcro de la infanta Blanca de Navarra
          retablo San Juan Evangelista
          sepulcro de Sánchez de Oteiza
          retablo Santa Catalina
          sepulcro gótico
          puerta lateral

orfebrería
ornamentos
museo diocesano 


orígenes de Pamplona 

El nacimiento de Pamplona se vincula al general romano Pompeyo que escoge este lugar para acampar su ejército en el invierno del año 75-74 a.C. En este lugar debió de existir previamente un poblado indígena vascón, del que no se han encontrado vestigios constructivos, aunque sí enseres domésticos. Pompaelo - la ciudad de Pompeyo - se convertiría con el tiempo en la ciudad donde los reyes venían a coronarse, pues era la ciudad donde sus habitantes se encontraban bajo la jurisdicción del obispo. Ello será un factor que contribuirá a la formación en torno a Pamplona de un núcleo de resistencia cristiana contra la dominación musulmana. Se convirtió en "cabeza del Reyno" siendo los monarcas navarros "reyes de los pamploneses" - “pampilonensium rex“ -. No obstante, con una monarquía itinerante, Pamplona no actuó durante la Edad Media como capital efectiva del Reyno, aunque los reyes eran coronados y juraban los fueros en Pamplona. Será a partir de la invasión castellana de 1512 cuando Pamplona se afiance como capital política de Navarra y se potencie su carácter de  plaza fuerte inexpugnable o baluarte defensivo peninsular, que habría de condicionar su desarrollo urbanístico durante varios siglos.

Aunque no puede determinarse el momento de fundación de la diócesis de Pamplona, la primera mención de un obispo en Pamplona (Liliolo) se registra en las actas del III Concilio de Toledo (año 589), en el que se produjo la conversión del pueblo visigodo al catolicismo. A sus inicios cristiano están vinculadas las vidas de los obispos San Saturnino y San Fermín en el siglo III. La dominación visigoda dejó huellas en la necrópolis descubierta bajo la actual plaza de toros. La dominación musulmana y la destrucción de las murallas de Pamplona por Carlomagno, tras su frustración en Zaragoza, corresponden al siglo VIII

etapas constructivas

La catedral de Pamplona se levanta sobre un solar cargado de historia desde la fundación de la ciudad por Pompeyo. Las excavaciones de la década de 1990 han sacado a la luz cimentaciones de la época romana, pero no hay seguridad sobre la existencia de templos cristianos anteriores al de época visigótica o prerrománica que fue demolido en el año 924 por el emir y luego califa Abd-al-Rahman III (912-929-961). Sancho III Garcés, el Mayor (990-1004-1035), restauró durante su reinado el templo, dedicado a Santa María de la Asunción. Fue demolido no obstante en ese mismo siglo XI, entre 1083 y 1097 - durante el episcopado de Pedro de Roda, reinando en Aragón y Navarra Sancho I Ramírez (1042-1063-1076-1094) o su hijo Pedro I (1069 -1094-1104) - para dar lugar a una catedral románica, edificada entre 1100 y el año 1127 en que fue consagrada, durante el reinado de Alfonso I el Batallador (1073-1104-1134), con un claustro terminado en 1137, reinando ya la dinastía restaurada por García V el Restaurador (1110-1134-1150). 

El núcleo primitivo de la ciudad se extendía en torno a la catedral, siendo el heredero directo de la antigua ciudad romana, conocida en el medievo como la Navarrería. En las guerras de los burgos de 1276 el templo fue saqueado y el primitivo claustro sirvió de caballeriza, quedando en estado ruinoso. Hacia 1280, bajo el reinado de Juana I de Navarra Champagne - reina de Navarra (1273-1274-1305) y más tarde de Francia desde 1285 - se dio comienzo a la obra de un suntuoso claustro gótico que se terminó hacia 1375 reinando su biznieto Carlos II de Navarra Evreux (1332-1349-1387). Anejos a este claustro se edificaron por entonces la capilla Barbazana, el refectorio y la cocina.

El 1 de junio de 1391, reinando Carlos III el Noble (1361–1387–1425), se hundió una gran parte de la catedral románica, quedando únicamente en pie la fachada y la cabecera del templo. El cabildo acometió de inmediato los planes para su reconstrucción, que fue financiada principalmente por la Corona. La primera piedra del actual edificio gótico fue colocada el 27 de mayo de 1394. Muerto Carlos III el Noble en 1425, su hija la reina Blanca I de Navarra Evreux (1385-1425-1441) continuó los trabajos de construcción aunque debieron de existir largos períodos de inactividad, ya que las obras se prolongaron durante todo el siglo XV e incluso parte del XVI. A partir del año 1481 - fallecidos el rey viudo consorte Juan II de Trastamara (1397-1458-1479) y su hija la reina Leonor de Navarra Trastamara (1426-1479-1479), y reinando ya el nieto de ésta, Francisco I de Navarra Foix-Grailly (1467-1479-1483) - debieron de reanudarse los trabajos que habían permanecido interrumpidos prácticamente durante unos 30 años, coincidiendo con los peores momentos de las guerras entre "/historia-medieval/anexo/agramonteses" y "beamonteses". Ejerciendo estos últimos autoridad en Pamplona y enfrentados a Juan II, es de suponer que la financiación de la Corona no llegaría a la catedral. En 1487, reinando Catalina I de Navarra Foix-Grailly (1470-1483-1518), se concluyeron los muros exteriores. En el año 1495 la cabecera estaba prácticamente terminada. El templo debió quedar terminado en los primeros años del siglo XVI - brazos del crucero, cabecera, girola y sus capillas radiales con sus cubiertas - anteriormente a la invasión castellana de 1512, aunque se registran todavía algunas labores secundarias y decorativas hasta 1530.

La catedral gótica conservó a los pies de la nave la portada románica, siendo sustituida entre 1784 y 1790 por la actual neoclásica, según planos de Ventura Rodríguez. Esta portada no se levantó en el mismo lugar de la antigua sino en el espacio inmediatamente posterior a ella, llevándose así a cabo una ampliación de las naves del templo en un nuevo sexto tramo.

breve descripción arquitectónica, naves e interior

El templo románico presentaba planta de tres naves coincidente en anchura con la de la actual catedral, con crucero saliente y triple cabecera formada por un ábside central - semicircular al interior y poligonal al exterior - y dos laterales de diseño semicircular. Se desconoce el tipo de cubrición que volteaba sobre naves, cabecera y cripta. Bajo el ábside del lado de la Epístola se abría una cripta con tres pequeñas naves. La puerta principal se situaba a los pies del templo. Consistía en un doble arco de medio punto abocinado siguiendo el esquema de la puerta de Platerías de la catedral de Santiago de Compostela, San Isidoro de León y Santo Domingo de Silos, y se hallaba flanqueada por dos torres desiguales, de mayor altura la del lado norte. Se conservan en el Museo de Navarra en Pamplona varios capiteles decorados con motivos vegetales, animales y figuras humanas.

Presenta la catedral actualmente amplia planta de cruz latina articulada en cinco naves de seis tramos - la central más ancha y las exteriores de capillas entre contrafuertes - más crucero de brazos cuadrados. A ello se añade una cabecera poligonal rodeada de una girola con capillas, una de las cuales se añade en el siglo XVII adosada al muro testero del brazo del crucero, por el lado del Evangelio. Como división de la nave central con las laterales y soporte de las bóvedas se emplean pilares fasciculados de sección romboidal integrados por un total de 12 columnillas, que se ponen en relación con los de la catedral de Bayona cuya construcción es anterior a la gótica de Pamplona. El transepto se encuentra delimitado por cuatro grandes pilares con 16 columnillas. La bóveda más empleada es la de crucería simple de nervios moldurados que cubre las naves central y laterales - a razón de una bóveda por tramo -, capillas y brazos del crucero, elevándose en la nave central y en el transepto a una altura considerablemente mayor. El cuadrado central del crucero enriquece su cubierta con terceletes. Sobre el presbiterio voltea una bóveda estrellada de cinco puntas. Los tramos hexagonales y pentagonales del deambulatorio llevan cubiertas de seis nervios.

La restauración llevada a cabo en la década de 1990 ha rescatado parte de la rica policromía que en origen cubría muros, pilares, arcos y cubiertas y que se hallaba oculta tras un repinte de 1773 que imitaba el color de la piedra. La policromía recuperada se concentra en capiteles, ménsulas, y de modo destacado en las cubiertas de la cabecera, naves y crucero, afectando especialmente a las claves principales y secundarias de los nervios y su entorno, así como a los escudetes de los arcos fajones. La decoración policromada aporta a menudo información en razón de los escudos que ostentan las claves de bóvedas y fajones y escudetes de los nervios, correspondientes a los promotores - reyes o prelados - que intervinieron en cada fase constructiva, permitiendo por tanto determinar la cronología del templo. Con la excepción de cuatro vidrieras originales del siglo XVI, situadas en los tramos tres a seis del lado de la Epístola, las restantes han sido reemplazadas en diversas épocas, como consecuencia de las explosiones ocurridas en un cercano depósito de pólvora entre 1673 y 1733, los embates del ejército francés durante la guerra napoleónica y los bombardeos que en 1823 ocasionaron los Cien Mil Hijos de San Luis. 

exterior

Muros de sillarejo, presentando un escalonado perfil debido a la diferencia de altura entre la nave central y las laterales. La adición de numerosos volúmenes de las dependencias dificultan la contemplación total del edificio. En el lado norte del Evangelio, cinco contrafuertes que reciben el peso de las cubiertas a través de arbotantes y que corresponden con los muros interiores de separación de las capillas. Cada paño de muro recibe una ventana protegida por guardalluvias, sostenido por ménsulas con cabezas humanas. A la altura del alero corre por este lado una cornisa decorada por motivos vegetales. En el lado sur se disponen solamente tres contrafuertes, con sus correspondientes arbotantes, al llevar adosado por este lado el claustro.

Al brazo saliente del crucero, en el lado norte del Evangelio, sobre una grada, se abre la llamada puerta de San José, flanqueada por dobles contrafuertes. Fue realizada hacia 1425 - año del fallecimiento de Carlos III el Noble - y atribuida al escultor Jehan Lome, siendo la única puerta medieval que se conserva en el exterior. El arco apuntado de ingreso queda centrado entre dos pilares romboidales cajeados y rematados en chapitel y está formado por dos arquivoltas en cuya rosca se disponen 14 figurillas de santos y mártires bajo dosel. Sobre el arco apuntado externo se yuxtapone otro conopial a modo de guardalluvias, decorado con rizadas hojas en forma de "crochettes". El tímpano acoge la escena de la Coronación de la Virgen con elegantes figuras.

En la cabecera, sobresaliendo en altura, destaca el polígono de la capilla mayor, recorrido su alero por una hilera de bolas, propias de principios del siglo XVI. A menos altura se organizan los cuerpos correspondientes a la girola y capillas del presbiterio dispuestos radialmente. Las ventanas de esta zona albergan tracerías flamígeras protegidas por guardalluvias. Un tercer nivel lo constituye la serie de dependencias del siglo XVIII adosadas al edificio medieval, que ocultan en parte la cabecera.

El exterior de la capilla Barbazana del claustro se configura como un torreón prismático de base cuadrada. En el coronamiento de la capilla corre una galería de arquillos apuntados, sobre la que queda el tejado a cuatro aguas.

La dos torres de fuste cúbico en cuyo cuerpo de campanas ochavado se abren cuatro huecos de medio punto entre dobles columnas compuestas que remata en una cúpula bulbosa. La torre norte alberga, entre otras, tres campanas del siglo XVI y la llamada campana "María", fundida en 1584, que posee un tamaño excepcional, solamente superado en España por las de Toledo. En el programa iconográfico se incluye solamente el relieve en medalla de la Asunción de la Virgen y dos ángeles.

claustro

La construcción del actual claustro gótico comenzó en torno a 1280, una vez finalizada la contienda entre los burgos de Pamplona y las facciones pro-castellana de Almoravid y pro-aragonesa de Pedro Sánchez de Monteagudo, que fue reprimida por el conde Robet II de Artois, enviado por el rey de Francia y regente de Navarra, Philippe III "le Hardi" (1245-1270-1285). Las tropas francesas habían causado daños irreparables en el antiguo claustro románico y se decidió construir un nuevo claustro adosado al viejo templo románico. Del claustro románico se conservan en el Museo de Navarra nueve capiteles pareados, tres de ellos historiados con temas bíblicos - dedicados a la historia de Job, a la Pasión y a la Resurrección de Cristo -, cinco vegetales y el noveno de carácter decorativo. A finales del siglo XIV el claustro estaba prácticamente terminado a falta únicamente de algunos elementos decorativos de la crujía oeste. El hundimiento del templo románico en 1391 habría demorado la terminación del claustro hasta principios del siglo XVI. Se pueden diferenciar hasta cinco fases constructivas por las que atravesó la realización del claustro y que han dejado huella estructural y decorativa. En una quinta fase se ejecutan el sobreclaustro y la escalera claustral de acceso a las nuevas crujías, obra excepcional en cuanto a su estructura y decoración.

El conjunto destaca por la armonía de sus proporciones, la elegancia de sus estructuras arquitectónicas y la belleza de su decoración esculpida. La primera fase del proyecto inicial está influenciada por la arquitectura francesa del momento, y más concretamente la de Normandía. La segunda etapa, que coincide con el episcopado de Barbazán - de 1318 a 1355 -, se deja sentir la influencia de modelos de influencia de Toulouse. En la última fase de principios del siglo XVI, las obras son ya en estilo flamígero.

Se configura como un cuadrado casi perfecto de unos 38 metros de lado, delimitado al norte por el crucero y la cabecera de la catedral gótica, así como por la Sacristía de los Canónigos; al este, por la capilla Barbazana y un torreón defensivo; al sur por el dormitorio y refectorio de los canónigos, además del patio que los separa; y al oeste por la cillería. Cada una de las cuatro crujías está formada por seis tramos abiertos al jardín por amplios ventanales, más otros cuatro formando ángulo, lo que da un total de 28 tramos. Los pilares son de dos tipos, de clara influencia del gótico francés, compuestos de cinco columnillas o boceles, algunos más delgados y afilando sus perfiles. Culminan en capiteles que en las crujías este y norte son historiados con figuras que componen escenas religiosas y profanas, o con animales reales o fantásticos. En las alas oeste y sur desaparecen las historias y la decoración es exclusivamente vegetal. Respecto a las tracerías, las más antiguas son las del ala este y responden al modelo sencillo de Chartres. En el lado norte alterna el tipo de tracería anterior con otro tipo más elaborado del gótico catalán, también originado en Chartres. Las tracerías del ala oeste ya se habían utilizado en Colonia. En el ala sur se produce un cambio importante ya que por primera vez la tracería del ventanal y los gabletes se diseñan conjuntamente. En la cubrición del claustro se emplearon bóvedas de crucería simple de nervios baquetonados, en cuya intersección se disponen claves de buen tamaño, cuyo diseño varía según la fase constructiva en que se llevaron a cabo.

En el claustro se observan varias dependencias y obras significativas:

     capilla Barbazana. Queda alojada en el interior de una torre en ala Este del claustro. El inicio de su ejecución coincide con la construcción del ala oriental del claustro (1280-1318), quedando finalizada la obra durante el dilatado mandato del obispo Arnaldo de Barbazán (1318-1355) que coincidió con los reinados de Felipe II el Largo, rey de Navarra y de Francia (1293-1317-1322), Carlos I el Calvo, rey de Navarra y de Francia (1294-1322-1328), Juana II de Navarra (1318-1329-1349) y Carlos II de Navarra Evreux (1332-1349-1387). Según algunos autores, fue concebida inicialmente como sala capitular, aunque otros piensan que tuvo función funeraria. Se documenta también a partir del siglo XV su uso como sala del tribunal eclesiástico. En un nivel inferior, una cripta de planta cuadrada salva la diferencia de nivel existente entre el suelo de la capilla y el del claustro. Un pilar central de fuste octogonal divide la cubierta en cuatro tramos de bóveda de crucería, apeando los nervios en ménsulas poligonales localizadas en los ángulos y en el centro de cada uno de los lados. En la pared norte se abre una puerta de arco rebajado que da acceso a una escalera, cuya función original debió de ser comunicar esta capilla con las dependencias emplazadas en el mismo lugar en el que actualmente se encuentra la sacristía de los canónigos. Sobre la cripta queda la capilla cuya planta repite la de aquella, quedando cubierta por una bóveda de crucería estrellada de ocho puntas. Portada gótica de finales del siglo XIII o principios del XIV. En los muros de la capilla se abren además tres vanos. Preside la capilla una excepcional talla de piedra policromada de la Virgen del Consuelo con el Niño, de hacia 1335. Sustituye a un retablo que se colocó a mediados del siglo XVII y que en la década de 1840 fue trasladado al templo de Santa Isabel la Real de Madrid, de las Agustinas Recoletas, cambiando entonces su iconografía. En el muro frontal de la capilla se localiza la austera sillería del coro de la parroquia de San Juan, de mediados del siglo XVIII. 

En el centro de la capilla Barbazana del claustro se encuentra el sepulcro del obispo Arnaldo de Barbazán acompañado de sus ornamentos pontificales, descansando la cabeza en el sudario sostenido por un ángel, habiéndose perdido el otro que hace pareja. Su ejecución es de hacia 1355, año de la muerte del Obispo.

     grupo de la Epifanía. Se localiza en el tramo contiguo a la anterior Capilla, sobre una repisa. Lo forman cuatro esculturas. Bajo un gran dosel, la Virgen sedente con un dragón a sus pies y el Niño erguido sobre sus rodillas en actitud de recibir las ofrendas de los Magos.

     sepulcro de Pere Arnaut de Garro, vizconde de Zolina y su esposa Johana de Beunza. Se localiza en el tramo que forma el ángulo de las galerías Este y Norte. Con tracerías flamígeras colocadas posteriormente a la ejecución del arcosolio, del primer cuarto del siglo XV.

     puerta de la Sacristía. Abocinada por tres arquivoltas baquetonadas de arco apuntado, protegidas por un arco conopial con florón central.

     portada del Amparo. Se localiza en el tramo final de la galería Norte, comunicando el claustro con la catedral. Su ejecución data de 1330. Consta de tres arquivoltas baquetonadas, las dos interiores decoradas con motivos vegetales y la externa con doce figuras portando filacterias cobijadas bajo doseles. El tímpano, con gran profundidad de modelado, puede fecharse entre 1335 y 1340 y en él se representan escenas de la Dormición de la Virgen. También las caras interiores de las jambas, dintel y mainel, incorporan figuras bajo arquerías. En el mainel central se encuentra, protegida bajo un decorativo dosel, la Virgen del Amparo, gótica, de la primera mitad del siglo XIV, de hacia 1330-1340.

      sepulcro de Espoz y Mina. Se localiza en uno de los tramos de la galería Oeste. Realizado en 1855 en estilo neoclásico, se inspira en el sepulcro del poeta Vittorio Alfieri en la iglesia de la Santa Croce de Florencia. En el pueblo de Idocin (valle de Ibargoiti, merindad de Sangüesa) se localizan las ruinas de la casa natal de Espoz y Mina. Y en el cementerio de la iglesia San Clemente, una lápida con cruz conmemorativa de su muerte

      portada del Arcedianato. Se localiza en crujía Oeste, junto a la crujía Sur, fechable en torno a 1335. Está formada por un sencillo vano abierto en el muro, sin abocinamiento. Incorpora las escenas de la Crucifixión en la parte superior - coincidiendo la del Santo Sepulcro de Estella -, el Descenso de Cristo resucitado a los infiernos, las tres Marías junto al sepulcro vacío, la Aparición de María Magdalena y el "Noli me tangere", y la Aparición de la Virgen María. Estas esculturas se relacionan con la portada del crucero norte de la catedral de San Andrés de Burdeos y con el tímpano y las arquivoltas de la catedral de Huesca.

     portada del Refectorio y Cocina. Se localiza junto a la portada anterior, en la crujía Sur. Comunica el claustro con el antiguo refectorio - actualmente Museo Diocesano - y con la cocina. Fue ejecutada en torno a 1335. Se encuentra abocinada por varios baquetones que se elevan sobre basas poligonales y culminan en un capitel vegetal corrido, del que parten las arquivoltas, la exterior decorada con 16 figuras de profetas portando filacterias. En el tímpano, la entrada de Jesús en Jerusalén. En la parte inferior, los Apóstoles distribuidos en tres hileras superpuestas, y Jesús montado sobre un asno. En el dintel se representa la Última Cena. En las jambas de la portada, las esculturas - estilísticamente del norte de Francia - que simbolizan la Iglesia (la reina) y la Sinagoga (ojos vendados, en sumisión). La cocina gótica de los Canónigos proviene del año 1531 y se compone de dos dependencias, el vestíbulo o antecocina y la cocina propiamente dicha. Ésta es de planta cuadrangular y se cubre mediante una bóveda troncopiramidal con una gran chimenea de 27 metros de altura, en la parte superior tiene cuatro agujeros para que el fuego respirara y se podría cocinar en el horno con la ventilación suficiente. Dentro de esta sala hay unas ventanas para comunicar con otras dependencias, de esta forma se pasaban los alimentos de la cocina al comedor más fácilmente. Los canónigos vivieron en la catedral hasta el año 1860, así podían llevar una vida monástica.

     sepulcro de Juan Benaventura Dumon, conde de Gajes y Virrey de Navarra (1749-1753). Se localiza en el tercer tramo de la crujía occidental del claustro. Realizado en 1767 para la iglesia de la Inmaculada de Capuchinos Extramuros de Pamplona, trasladada en 1810 - durante la ocupación napoleónica - al trascoro de la Catedral y más tarde al claustro. Se inscribe en un arcosolio gótico y está flanqueado por las figuras de Hipnos y Thanatos. 

      portada Preciosa. Así llamada derivando del salmo que los canónigos cantaban al pasar por ella para acceder al antiguo dormitorio "Pretiosa in conspectu Domini, mors sanctorum eius". Ejecutada hacia 1350-1360, repite el esquema de la puerta del Refectorio, aunque con mayor perfección. Está abocinada por dos arquivoltas mayores y una baquetonada central, acogiendo dos series de figuras, la exterior de ángeles sobre nubes y la interior con las vírgenes prudentes que cita el Evangelio, que se cobijan bajo doseletes. El tímpano queda dividido en cuatro registros horizontales, en los que se recogen 12 pasajes que ilustran la Dormición y la Asunción de María, culminando el conjunto la escena de la Coronación en el cielo. El programa iconográfico mariano se completa con el grupo de la Anunciación, dos notables esculturas colocadas en las jambas y protegidas por doseletes de elegante diseño.

     sepulcro de Sánchez de Asiain, obispo de Pamplona (1357-1364) en tiempo de Carlos II de Navarra Evreux (1332-1349-1387). Se localiza contiguo a la puerta Preciosa, en el tramo que forma el ángulo sureste del claustro. Se inscribe en un gran arcosolio con tracerías caladas en el que figuran tres escudos con las armas de los Asiain. A ambos lados y bajo doseletes que reproducen a menor escala los de la puerta Preciosa, se alojan sendas esculturas que componen la Anunciación. Incorporaba pinturas murales del estilo de la escuela italiana de Siena, de hacia 1360-1370, parcialmente arrancadas en 1947 y depositadas en el Museo de Navarra en Pamplona.

      pinturas murales. También en 1947 se trasladaron al Museo de Navarra otras pinturas murales que decoraban en diversos lugares el claustro.

     escalera del sobreclaustro. Se localiza en el torreón que se levanta en el ángulo noroeste del claustro. Fue construida a principios del siglo XVI, accediéndose a través de una puerta que queda en el interior de la catedral, junto a la puerta del Amparo. Se trata de una escalera helicoidal que da cuatro veces la vuelta completa. El parapeto de la escalera es continuo y está formado por una sucesión de motivos flamígeros apenas calados, sobre los que se extiende el pasamanos, mientras que en la parte inferior se dispone una línea de azulejos mudéjares con motivos de lazo, similares a los del suelo del sobreclaustro. Queda coronada por una cúpula sobre pechinas, en cuyo centro se coloca una linterna.

     refectorio y cocina. El refectorio se localiza adosado al ala Sur del claustro y su fecha de terminación, 1335, quedaba inscrita en una gran pintura mural que actualmente se encuentra en el Museo de Navarra. Su inicio debió coincidir con el advenimiento de la reina capeta Juana II de Navarraen 1328. Constituye una gran nave rectangular, cubierta por una bóveda de crucería articulada en seis tramos por arcos fajones. Los nervios y los arcos perpiaños y formeros descansan en ménsulas poligonales policromadas que incorporan una variada decoración escultórica de diversa autoría. Bóvedas y arcos fajones cuentan con 45 claves de diverso tamaño que presentan decoración escultórica policromada de diverso contenido armorial. Dispone de ocho ventanales de forma estrecha y alargada, rematando en arco apuntado y cerrados mediante vidrieras realizadas en 1891. Cuenta el refectorio con cinco puertas, localizándose la más importante en el muro sur, a través de la cual se accede al claustro. Presenta ésta forma de arco apuntado, compuesto por un grupo de molduras que culminan en capiteles vegetales corridos. El tímpano incorpora decoración escultórica. En el muro oriental, en el quinto tramo partiendo desde la puerta, se encuentra el púlpito gótico realizado en el siglo XIV. Obra maestra de la pintura mural gótica en Navarra es el mural del refectorio fechado en 1335, con un dibujo de gran elegancia formal, que fue trasladado en 1944 al Museo de Navarra. La cocina queda adosada al refectorio, habiendo sido construida en la misma época que éste. Se compone de antecocina y cocina. Ésta es de planta cuadrangular y se cubre mediante una bóveda troncopiramidal de ocho paños sostenida por trompas, las cuales están perforadas para permitir la salida del humo, al igual que la parte superior de la bóveda.

     dormitorio. El cabildo pamplonés mantuvo el régimen de vida regular hasta 1860 a pesar de la temprana secularización que había ocurrido en otras catedrales. Fue debido a ello que el antiguo dormitorio ha llegado hasta nuestros días. Su construcción es de principios del siglo XV, promovida por el obispo Lancelot de Navarra (1386–1420), hijo bastardo de Carlos III el Noble (1361–1387–1425), que sustituyó a otro dormitorio construido en el siglo XIV por el obispo Arnaldo Barbazán. Se encuentra adosado perpendicularmente al ala sur del claustro y se accede a través de la puerta Preciosa.

     cillería. Esta dependencia constituye uno de los pocos restos arquitectónicos de la anterior catedral románica. Su construcción data de la primera mitad del siglo XII y a través de ella se verificaba la comunicación del antiguo claustro románico con el exterior. Destaca la portada formada por un arco de medio punto abocinada en tres arquivoltas que descansa en columnas cuyos capiteles incorporan motivos de leones y águilas. En su interior se conserva una excepcional talla de un Cristo Crucificado tardorromanista, de principios del siglo XVII. La cillería sirve actualmente de Museo Diocesano de Orfebrería.

      capilla de Don Pedro de Roda. Se trata de una pequeña capilla románica de finales del siglo XII que ha conservado intacta su estructura primitiva. Formaba parte de un antiguo palacio real románico llamado de San Jesucristo, situado al sur del conjunto catedralicio. Estilísticamente guarda relación con la capilla de San Jorge del palacio Real de Olite y la capilla del abad en el monasterio Santa María la real de La Oliva (Carcastillo, merindad de Tudela). Se ubica en el ángulo sudeste de la catedral, en disposición perpendicular a la puerta Preciosa. Se llega a ella atravesando el dormitorio de los canónigos. Presenta planta rectangular compuesta por una nave de dos tramos más cabecera recta. Por encima de cada uno de ellos voltea una bóveda de crucería. El citado dormitorio de los canónigos era parte de una gran sala del palacio real románico que fue dividida en dos pisos en época medieval, contemplándose actualmente la restauración de este antiguo palacio real que a todas luces existe todavía pero encontrándose "emparedado" o "escondido" en esta zona de la catedral.

      biblioteca capitular. Construida partir de 1760, presenta planta rectangular de 25 m. de largo y 8 de ancho. Se cubre por una bóveda rebajada de medio cañón con lunetos articulada por arcos fajones que descansan en una cornisa moldurada. La estantería corrida del frontero es de estilo rococó.


presbiterio y sepulcro de Carlos III el Noble 

Preside el templo una hermosa imagen de Santa María la Real - también venerada como Virgen del Sagrario - de madera forrada de plata, enmarcada desde 1946 por un dosel de metal plateado que reproduce un templete de gusto gótico. La talla se fecha hacia 1145, sigue la iconografía "Sedes sapientiae" propia del románico y fue modificada en el siglo XVII. El Niño se encuentra ligeramente ladeado sobre la rodilla derecha de la Virgen, sentada en posición central, posición que se introdujo en el siglo XVII cuando se hizo el nuevo Niño, perdiendo así la frontalidad original. La imagen se relaciona estrechamente con la de Santa María la Real del monasterio de Irache (Ayegui, merindad de Estella), considerando algunos expertos que proceden de la misma autoría.

El espacio del presbiterio queda cerrado por detrás por la sillería coral contratada en 1539, que se trasladó en 1946 desde el centro de la nave mayor. Una parte fue llevada a la capilla del Museo de Navarra y un asiento a la Nunciatura de Madrid. Su autor francés - Esteban de Obray - ejecutó también las sillerías de la catedral de Tudela y del Pilar de Zaragoza. Originariamente contó con 59 asientos en la parte alta y 45 en la baja, que en la actualidad se han reducido a 33 y 23 respectivamente. El presbiterio queda separado de la nave central por una espléndida reja de hierro (nº de plano 18) fechada en 1517, que apoya en un pedestal de piedra decorado por una sucesión de lóbulos de tradición gótica. Consta de tres calles articuladas por barrotes cúbicos con el fuste decorado. La central contiene la puerta con un espectacular coronamiento de arcos conopiales entrelazados. En el centro aparece la Inmaculada enmarcada por el grupo de la Anunciación y Adán y Eva.

En el segundo tramo de la nave central, antes del crucero y cerca (19) de la reja descrita, se encuentra el magnífico sepulcro de inspiración borgoñona de Carlos III el Noble (1361–1387–1425) y su esposa Leonor de Castilla (+1416), hija de Enrique II de Trastamara (1333-1369-1379). Su autor, Jehan Lome, procedía de la ciudad belga Tournay y realizó el sepulcro en alabastro, parcialmente policromado, a partir de 1413 en Olite, en vida del monarca, terminándolo en 1419 cuando ya había fallecido la Reina. La tipologías es de cama exenta, de planta rectangular con las figuras reales yacentes en la parte superior, enmarcando sus cabezas ostentosos doseletes, tipo templete, con dos cuerpos de arquerías ojivales. En torno a la cama se dispone una secuencia de 28 figuras en actitud plorante, cobijadas en diseños arquitectónicos góticos. Animales simbólicos recuestan a los pies de los monarcas: un león junto al Rey aludiendo al valor, en tanto que doña Leonor cuenta con una pareja de lebreles con un hueso, que simbolizan la fidelidad.

ver: enterramientos de los Reyes de Navarra en:


sacristías y sala capitular

En torno a la cabecera se encuentra la Sacristía de los Beneficiados (nº de plano 24) o de los Capellanes, la Sala Capitular (25) y la Sacristía de los Canónigos (26). 

Sacristía de los Canónigos (26). Fue construida en 1599 por iniciativa del obispo Antonio Zapata, como ampliación de otra anterior. Su mecenazgo ha quedado recogido en una inscripción acompañada de escudo que figura sobre la puerta que comunica con el lavabo. En esta ampliación se invadió el espacio de la "antigua casa de enfermería" configurando una planta rectangular de dos tramos en el segundo de los cuales se añaden otros dos, transversalmente, de menor desarrollo. Al oeste, la sacristía lleva adosado también un espacio elíptico donde se localiza el lavabo. Dos bóvedas de crucería sirven de cubrición a los tramos principales, mientras que los laterales reciben cubiertas ovaladas planas a un nivel más bajo. La remodelación de mediados del siglo XVIII incorporó una densa decoración rococó consiguiendo un conjunto unitario de gran refinamiento e impresión de lujo y abigarramiento, que más que una sacristía parece un salón de conciertos o de aristocrático "boudoir". Se conservan en la sacristía algunas obras de arte, entre ellas cuatro lienzos del siglo XVII que se encuentran debajo de las cornucopias de la sala que representan el Nacimiento, una Santa Cecilia muy preciosista, un San Francisco de Asís sanando a los enfermos y una copia de la Transfiguración de Rafael. A los dos lados del lavabo dos cobres, la Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juan, de composición italianizante, y el Martirio de San Sebastián. Sobre la cajonería se encuentran tres interesantes esculturas, una pareja de niños dieciochescos de gran finura que ocupan sus respectivas hornacinas y un Crucificado romanista, de finales del siglo XVI. Un profundo nicho de planta oval acoge el lavabo de mármol, rococó, de mediados del siglo XVIII. Comunica con la girola a través de una puerta en forma de arco carpanel, entre columnillas rematadas en chapitel, surmontado por un segundo arco, esta vez conopial con cruz superior, enmarcado por una "alfiz" que inscribe tracerías flamígeras y dos escudos con las armas del cardenal genovés Antonio Pallavicini (1441-1507) que, al haber ocupado la sede de Pamplona entre 1492 y 1507, permite ajustar la cronología de esta puerta a esos años. Esta sacristía comunica con la Sala Capitular a través de un pequeño espacio cubierto por dos casquetes de ocho lados sobre pechinas y decoración de espejos, en el que se han habilitado sendas pequeñas capillas para contener el conjunto de reliquias de la catedral.

La Sala Capitular (25) comunica con la Sacristía de los Canónigos a través de un pequeño espacio cubierto por dos casquetes de ocho lados sobre pechinas y decoración de espejos, en el que se han habilitado sendas Capillas Relicario para contener el conjunto de reliquias de la catedral. La Sala comunica a su vez con la Sacristía de los Beneficiados a través de un pequeño espacio de planta rectangular del siglo XVIII con yeserías barrocas en el techo. 

La Sala, que describe un espacio rectangular de esquinas ochavadas, fue construida en 1727, aunque en 1765 se cambió la cubierta original por otra en artesa, que es la que voltea actualmente. En todo su perímetro se adosa una sillería barroca de sitiales corridos de madera tallada con respaldos lisos rematados en placados de taracea. Son destacables las dos puertas de marquetería de traza cóncava y decoración geométrica que comunican esta Sala con las dos sacristías que la flanquean. En los muros cuelga una colección de cobres, italianizantes, principalmente del siglo XVI. 

Las Capillas Relicario están presididas por sendos retablitos relicarios barrocos, de la segunda mitad del siglo XVIII con puertas abatibles decoradas con pinturas dieciochescas, uno de ellos con la Anunciación en la parte exterior y San Francisco Javier y San Fermín en el interior. En él van instalados los bustos relicario de plata de Santa Úrsula y de la Magdalena más dos pequeños relicarios de madera. El retablito relicario frontero ofrece la pintura de dos santos adorando al Sagrado Corazón en el exterior de las puertas y en el interior un santo obispo y San Ignacio. En el retablo se instalan los bustos de plata de San Francisco Javier y San Fermín. Pende del muro un cobre con las Bodas Místicas de Santa Catalina.

Sacristía de los Beneficiados o de los Capellanes (24). Su construcción barroca es de mediados del siglo XVIII, posterior a la sacristía de los Canónigos. Presenta planta rectangular de tres tramos cubiertos por sendas bóvedas de lunetos, separadas por fajones y que presentan como decoración placas recortadas enlazadas por una cornisa. En los lados cortos se practica una puerta de ingreso desde la antesacristía y un ventanal. Uno de los largos alberga la cajonería barroca. Entre la sacristía y la girola existe una pequeña antesacristía irregular con bóveda de arista y cornisa con placados, en donde se encuentra el lavabo. A ella se abre una puerta simétrica a la de la sacristía de los Canónigos con las únicas diferencias que el arco carnapel se ha sustituído ahora por otro apuntado y el rectángulo decorativo que la enmarca dispone de dos frisos, el inferior con tracerías flamígeras y el superior con arcadas y dos superficies lisas destinadas a recibir escudos que nunca llegaron a labrarse. La piedra no está policromada.


capillas y retablos

del lado del Evangelio: 
     
capilla bautismal. Se localiza a los pies del templo, en el tramo ampliado a finales del siglo XVIII. Está presidida por un lienzo del Bautismo de Cristo y la pila de mármol.

      capilla San Juan Bautista (números de plano 7 y 8). Fue la antigua parroquia de la catedral y ocupa dos tramos cerca de los pies de la nave. En ella se encuentra el llamado Cristo del Trascoro, por haber sido trasladado anteriormente a ese lugar desde la capilla Barbazana que presidió desde su ejecución en 1577. Se trata de una talla que se encuentra entre lo mejor del renacimiento hispano. En el muro testero se ubica un retablo romanista de San Juan Bautista, de la segunda década del siglo XVII, de gran pureza arquitectónica que reduce lo decorativo a las pirámides del remate. En el banco se encuentran los relieves del Anuncio del Ángel a Zacarías y la Degollación del Bautista. En el primer cuerpo la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel, el Nacimiento de San Juan y el Bautismo de Cristo. La talla del titular ocupa la calle central del segundo cuerpo. La restauración efectuada en 1994 ha recuperado la policromía primitiva. Adosado al muro lateral se encuentra un sagrario realizado en 1778 en estilo rococó. Posee un alto pedestal plateado de línea cóncava que da paso al sagrario con el pelícano en la puerta enmarcado por columnas acanaladas y rematado por frontón curvo partido. La restauración permite ver en el muro el remate conopial de principios del siglo XVI que incluye dos escudos.

      retablo Cristo de Caparroso (6). También conocido como el retablo de los Profetas, constituye una importante obra de pintura de autor anónimo sobre tabla, de principios del siglo XVI, costeada por la familia de los Caparroso hacia 1507. Los Profetas y el Cristo Crucificado protagonizan el retablo que no tiene presencia arquitectónica. Los profetas están representados de pie sobre hornacinas de medio punto, algunas decoradas con bolas estilo Reyes Católicos y otras con veneras. Muy decorativa resulta la indumentaria con ricos brocados, capas de armiño y exóticos tocados emparentados con la moda del norte de Europa. El Crucificado, de estilo flamenco - disposición rígida y frontal, torso cilíndrico y cabellera larga y rizada -, puede ser de la misma época que las pinturas, aunque algún autor lo considera de mediados del siglo XV. La restauración de 1994 le ha devuelto la cuidada policromía original. Se encuentran en esta capilla dos lienzos del siglo XVII, el de gusto tenebrista de San Francisco de Asís frente al retablo y el Descendimiento de Cristo en el muro exterior, flamenquizante.
      retablo San José (5). Esta capilla es la sede de la cofradía de los carpinteros, albañiles y otros gremios. Está presidida por un retablo barroco de San José y Santo Tomás, ejecutado en 1685 sustituyendo a otro retablo de 1570. Contiene en la hornacina central una buena talla de San José sedente con el Niño, del segundo tercio del siglo XVI, que debe pertenecer al primitivo retablo. Sobre ella, el relieve de Santo Tomás con la escuadra y en el ático una tabla pintada del Calvario aprovechada de un retablo de la segunda mitad del siglo XVI. Del muro exterior cuelga un lienzo del Taller de Nazaret, una pintura del siglo XVII.
      retablo las Reliquias (4). Procede este retablo de la capilla Barbazana y fue ejecutado hacia 1642. Contiene en la parte baja una urna-relicario de 1731 que alberga el cuerpo de San Inocencio cubierto con un rico vestuario dieciochesco. El retablo tiene un único cuerpo flanqueado por dobles columnas acanaladas y un ático recto entre dobles machones y frontón curvo partido de remate. En el cuerpo principal se incorpora un pequeño y elegante retablo de cobres pintados, del último tercio del siglo XVI, con arquitectura purista de cuatro cuerpos más ático con frontón triangular de remate, separando las cajas unas columnillas dóricas. Las cajas del retablo contienen 13 cobres de rico colorido, presididos por un bello grupo de la Virgen con el Niño, rodeada de angelillos de aspecto italianizante, a la que rodean también una serie de santos representados en pie sobre un fondo de paisaje. Se identifican los Padres de la Iglesia, dos frailes, dos monjas y santas mártires. La caja de remate alberga un relicario de cobre dorado propio del siglo XVII. El ático del retablo lo ocupa un lienzo de la Virgen del Popolo.

     retablo San Jerónimo (3). Se localiza en el brazo del crucero. Retablo barroco contratado en 1682 que forma pareja con el colateral simétrico de San Gregorio. Incorpora relieves y esculturas de bulto de diversos santos, entre ellos San Francisco Javier y San Fernando flanqueando a San Jerónimo vestido de cardenal, en el primer cuerpo. El segundo lo preside San Francisco de Asís flanqueado por San Fermín y San Saturnino. Frente al retablo se han colocado sobre peana dos tallas de estética romanista de San Ignacio y San Francisco Javier, del primer cuarto del siglo XVII.


en la girola

      capilla San Blas o del obispo Sandoval (nº de plano 2). Se localiza en el primer tramo de la girola, frente al presbiterio, en donde actualmente se custodia el Santísimo. Fue abierta la capilla entre 1632 y 1634. Describe un espacio irregular casi cuadrado de pequeñas dimensiones, con bóveda rebajada, ampliado a este y a oeste por dos grandes arcosolios de medio punto moldurados y recubiertos por decorativas yeserías bajorrenacentistas. El acceso tiene lugar a través de un arco de medio punto flanqueado por pilastras dóricas rematadas en un friso de triglifos y metopas, y un frontón superior escotado donde lucen las armas del obispo. Preside la capilla el retablo de San Benito, de hacia 1633. La traza del retablo se inspira todavía del clasicismo, primando lo purista en lo decorativo. En el banco se encuentran las tablas de los Cuatro Padres de la Iglesia, permaneciendo solamente San Gregorio y San Agustín desde que en el siglo XVIII se sacrificó parcialmente la obra para introducir un sagrario barroco. Preside el retablo un gran lienzo de San Benito traído de Madrid en 1651.

     retablo San Agustín (2). Se localiza en el mismo primer tramo de la girola y se ejecutó hacia 1642 para la capilla Barbazana. La parte baja se transformó en 1731 para albergar en una momia-relicario el cuerpo de Santa Columba. El retablo está presidido por un lienzo de tipo tenebrista de San Agustín, de la primera mitad del siglo XVII. El ático lo ocupa un lienzo de la Magdalena de colorido tornasolado. A ambos lados del retablo cuelgan dos hermosas tablas italianizantes, de la segunda mitad del siglo XVI, con las escenas del Nacimiento de Jesús y la Epifanía. Frente a este retablo se han colocado dos relicarios de madera policromada y dorada del siglo XVIII, uno de los cuales contiene una copia de una carta de San Francisco Javier y el segundo el original de otra de San Ignacio.

     retablo San Fermín (16). Se localiza en el siguiente tramo de la girola y repite la traza del retablo de los Capellanes con el que forma pareja. En la urna-relicario se guarda el cuerpo momificado de Santa Deodata cubierta por un rico vestido de seda bordado de oro y plata. El retablo contiene esculturas de bulto: Santo Domingo, el titular San Fermín y Santo Tomás de Aquino en el primer cuerpo; San Antonio de Padua, San Andrés y San Pedro Nolasco, en el segundo; y San Miguel en lo alto al que flanquean las armas del donante. Junto al retablo cuelga un gran y excelente lienzo que representa la Oración del Huerto, pareja del de la ültima Cena.

      relicarios (1-16). En la girola, en la trasera del presbiterio y frente a los lienzos de la ültima Cena y la Oración del Huerto se ubican protegidos por una rejería cuatro arcas-relicario de las Catacumbas de Roma.

      retablo Santo Tomás (15). Se localiza en la girola, del lado de la Epístola. Juntamente con el retablo del Cristo de Caparroso - o de los Profetas - componía el ajuar de la capilla sepulcral de los Caparroso, que encargó y sufragó en 1507 el caballero de Pamplona Pedro Marcilla de Caparroso, auditor de las cuentas reales. Se trata de un retablo de tablas pintadas con un entramado arquitectónico de pilarcillos baquetonados con pináculos que separan las distintas calles y tracerías de diseño tardogótico con protagonismo de arco conopial. Un guardapolvo de tradición gótica se acopla al perfil del retablo. El mensaje iconográfico del retablo se centra en la Pasión de Cristo y Vida de la Virgen, además de incorporar santos individualizados. En el banco se suceden los pasajes de la Oración del Huerto, el Prendimiento, la Flagelación, Caída del Calvario, Lamentaciones de Cristo, la Crucifixión y el Descendimiento. La única escultura del retablo ocupa la hornacina central y representa el grupo de la Incredulidad de Santo Tomás. Aunque secundarias, son importantes las figuras pintadas del guardapolvo donde se plasma al donante en compañía de un hijo y a su esposa de una hija, además del apostolado completo. La pintura es anónima y mantiene con todo su esplendor y brillantez el colorido original, rico en rojos y verdes sin contar la luminosidad que desprende el blanco. Toma de la pintura flamenca su virtuosismo y el detalle con que trata las vestimentas, el mobiliario, arquitectura, etc., además de incidir en los plegados angulosos.

      retablo la Piedad (15). Se localiza en la girola, junto al retablo de Santo Tomás. Se trata de un pequeño retablo dedicado a la Piedad, contratado en 1600 para presidir la capilla real de la catedral "que está dentro de la capilla mayor de la dicha iglesia". En el centro del frontón cóncavo de remate se alza el escudo con las armas reales de los Austrias, sostenido por dos ángeles. En la predela aparecen las figuras de San Miguel y San Luis que centran la escena del Entierro de Cristo, mientras que en las enjutas del frontón se representan los bustos de la Magdalena y Santa Catalina. El magnífico relieve de La Piedad preside el retablo y denota el conocimiento de la obra de Miguel Ángel, en uno de cuyos dibujos se inspiró el escultor. Encima del retablo cuelga un lienzo de gusto barroco de San Miguel, de la primera mitad del siglo XVII, con el marco de la misma época.

del lado de la Epístola:

     retablo San Gregorio Magno (nº de plano 14). Se localiza en esta capilla del brazo del crucero y su traza repite la del colateral simétrico de San Jerónimo. Contiene también santos de bulto que ocupan la calle central y altorrelieves en las laterales. En el primer cuerpo se suceden San Sebastián, San Gregorio y San Antón, y en el segundo una santa, San Agustín y Santa Mónica. En el centro del ático se representa el pelícano con sus crías mientras que en los extremos un escudo del obispo Pedro de Roche certifica su mecenazgo. La capilla queda cerrada por rejas del siglo XVI. En el muro exterior cuelga un gran lienzo con la Glorificación de San Blas, de la segunda mitad del siglo XVIII que formaba parte de un retablo neoclásico que actualmente preside la parroquia de San Juan de Burlada. En el Museo Diocesano del Refectorio de la Catedral se conserva una talla de San Agustín procedente de este retablo, de hacia 1683.

     reja del crucero (14). La capilla de San Gregorio está cerrada por la reja que originalmente custodiaba el coro de los canónigos y que se colocó en este lugar cuando en 1944 se trasladó la sillería desde el centro de la nave al presbiterio. Se debió forjar entre 1539 y 1540 por el mismo maestro que forjó la del presbiterio en 1517. Mayor elaboración presenta la parte central donde se abre la puerta. Corona el conjunto una vistosa tracería calada, donde irrumpe todo el caudal decorativo con presencia de grutescos, ensartos vegetales, guirnaldas, aves, niños alados, etc. Están también presentes la Virgen y el Niño, el apostolado, numerosos santos a los que acompañan reyes y otros personajes, además de las santas Catalina y Bárbara que culminan la calle central. El Calvario protagoniza en lo alto con Cristo clavado a una cruz arbórea entre dos ángeles pasionarios que recogen su sangre, acompañado de la Virgen y San Juan.

      sepulcro de la Infanta Blanca de Navarra Evreux (13). Sobre la puerta que da acceso al sobreclaustro se ha empotrado la tapa de un sepulcro de una infanta que se viene identificando con doña Blanca (1372-1385), la última hija de Carlos II de Navarra Evreux (1332-1349-1387), que falleció en Olite todavía en vida de su padre el Rey. La Infanta, de dulce e infantil rostro, aparece entre cuatro ángeles que sostienen la tela sobre la que reposa, con el león símbolo de la fortaleza a los pies y cubriendo la cabeza un dosel con arquerías apuntadas. Estilísticamente se ha puesto en relación con la escultura francesa de la órbita de Reims. Cerca de esta tapa de sepulcro, en el espacio de comunicación de la iglesia con el claustro, se localiza un enorme lienzo de San Cristóbal, del siglo XVIII.

      retablo San Juan Evangelista (12). Se encuentra en la capilla del obispo Sánchez de Oteiza y fue trasladado en 1929 a la catedral desde la parroquia de Santa Eulalia de Itoiz. Se trata de un retablo de pintura sobre tabla del primer tercio del siglo XVI, todavía con reminiscencias góticas tanto en la arquitectura como en la decoración de tracerías de arcos conopiales, avanzando las pinturas hacia lo renacentista. En el retablo se pintan una serie de santos, en composición individual en el banco y agrupados en parejas en los dos cuerpos. En la base se suceden los cuatro Evangelistas sentados en actitud de escribir, en el primer cuerpo Santa Eulalia y otra santa mártir además de Santa Bárbara y Santa Catalina. En el segundo cuerpo, las parejas de San Julián en compañía de un obispo y San Antón con San Bartolomé que centran la escena del Calvario. Destaca la elegancia de los atuendos femeninos.

      sepulcro de Sánchez de Oteiza (12). Fue realizado entre 1420 y 1425, al final del reinado de Carlos III el Noble (1361–1387–1425). Su autoría puede ponerse en relación con el sepulcro real de Carlos III, realizado éste por Jehan Lome. El arcosolio está formado por un arco apuntado rematado en otro conopial decorado con hojas de crochet. El arco está enmarcado por pináculos, decorándose el interior con tracerías lobuladas suspendidas en un arco escarzano. Los dos escudos colocados en las enjutas del arco reproducen las armas del obispo. Su figura yacente lleva la indumentaria y atributos de su categoría episcopal, al que acompañan un león colocado a los pies y dos angelillos flanqueando el rostro. Cortejos de plorantes enriquecen el nicho. En los relieves del fondo se representa una serie de clérigos, frailes y obispos dispuestos procesionalmente. En esta capilla se encuentra también un lienzo de San Juan Bautista, de la segunda mitad del siglo XVII, de Carlos Berdusán. 

      retablo Santa Catalina (11). Retablo barroco entregado en 1687, lleva abundante decoración vegetal de fino tratamiento. En el primer nivel se localiza el relieve de la Matanza de los Inocentes, la talla de Santa Catalina y San Babil. En el segundo cuerpo, María Magdalena, La Inmaculada y Santa Teresa, coronando el conjunto Santiago Matamoros. El mérito del retablo se encuentra más en la mazonería y la policromía que en la escultura que resulta inexpresiva y sin fuerza. 

     sepulcro gótico (11). En esta capilla de Santa Catalina se encuentra un sepulcro arcosolio anónimo del primer cuarto del siglo XV - de la misma época que el del obispo Sánchez de Oteiza -. La cama sepulcral se encuentra sin yacente, desconociéndose la persona que encargó esta sepultura que consta de arco apuntado y abocinado cerrado por un conopial decorado en los laterales por una tracería de arcadas tardogóticas. Enmarcadas en el interior del arco y suspendidas sobre un carnapel se presenta un juego de cuadrifolias. Un Calvario monta sobre una repisa decorada con hojarasca gótica. El Cristo Crucificado de madera sigue modelos naturalistas.

     puerta lateral (9). Adorna el tramo de la nave ampliado en el siglo XVIII, sobre el dintel de la puerta lateral, un lienzo de Santa Teresa en el que aparece la Santa escuchando la inspiración del Espíritu Santo antes de disponerse a escribir. Su autoría es de Carlos Berdusán, hijo de Vicente, fechado en 1701. 


orfebrería

La catedral cuenta con una impresionante colección de piezas de platería, una de las más ricas y notables de España. Junto a las piezas propias de la Catedral, se encuentran las que en su recinto componen la colección del Museo Diocesano procedentes de diversos puntos de Navarra. La entronización de linajes y dinastías francesas en el Reino de Navarra, desde 1234 hasta 1512, explica la existencia en el tesoro de destacadas piezas de orfebrería francesa, como el relicario del Santo Sepulcro que contiene el Santo Sudario o el del Lignum Crucis. Es también importante la procedencia de talleres navarros, hispánicos preferentemente de talleres madrileños y americanos.

El relicario del Santo Sepulcro, en plata y cobre sobredorados con esmaltes, debe considerarse como la pieza más sobresaliente del tesoro catedralicio, no existiendo en Francia una obra equiparable a ésta, considerándose próximo el relicario de la basílica de Santo Domingo de Bolonia, mandado ejecutar por el rey Philippe IV "le Bel" (1268-1285-1314) tras la canonización de su abuelo el rey San Luis. Procede de la corte francesa, creyéndose que fue posiblemente el regalo de boda que hizo el rey San Luis (1214-1226-1270) a su hija Isabelle (1242-1271) con motivo de su matrimonio en 1255 con el rey de Navarra y conde de Champagne, Teobaldo II (1238-1253-1270). Se conserva en el Museo Diocesano de Orfebrería en una dependencia con acceso desde el claustro de la Catedral. Se interpreta que la aguja que monta sobre el crucero corresponde al mismo estilo que la aguja que montaba sobre la catedral Notre Dame de París, flecha que fue sustituida en el siglo XIX por Viollet-le-Duc y que cayó en el incendio del 12 de abril de 2019.

El relicario del Lignum Crucis es también de origen parisino y se fecha a principios del siglo XIV, incorporando más tarde dos cruces gemelas a principios del siglo XV, cruces que había regalado el erudito emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1350-1391-1425) a Carlos III el Noble (1361–1387–1425) para conseguir la colaboración del Rey de Navarra en la liberación de Constantinopla de la dominación turca. Las cruces recibidas contenían las reliquias de la Vera Cruz y de la Túnica de Cristo. La pieza es de plata sobredorada con esmaltes translúcidos de color verde, azul y rojo. Tiene forma de templete gótico. Se conserva en el Museo Diocesano de Orfebrería en una dependencia con acceso desde el claustro de la Catedral.

El relicario de la Santa Espina se fecha a principios del siglo XV y procede de talleres navarros. Realizado también en plata sobredorada, consiste también en un templete de planta central sobre base de madera centrado por dos contrafuertes que culminan en pináculos. Entre ellos se inscribe la portada, de arco escarzano inscrito en un conopial. Culmina el templete un fanal prismático del siglo XVII que contiene la Santa Espina. Se conserva en el Museo Diocesano de Orfebrería en una dependencia con acceso desde el Claustro de la Catedral.

Otros relicarios de la catedral son el de San Fermín (primera mitad s. XVI), con motivos de "moresco" renacentista, que se conserva en el Museo Diocesano de Orfebrería; de Santa Úrsula, renacentista, de 1548; de San Blas, de hacia 1600; de San Exuperio, que hace pareja con el anterior; de los Reyes Magos, tipo ostensorio, de finales del siglo XVI; de Santa Catalina, también tipo ostensorio, entre otros.

La época del Renacimiento está ampliamente representada en la colección, destacando principalmente la Custodia catedralicia en plata sobredorada, de hacia 1540-1550 y el Evangelario - anterior a 1554 - con guardas de plata sobredorada sobre alma de madera, en el que juraban los obispos de Pamplona, custodiándose en el Museo Diocesano de Orfebrería. Piezas bien representativas de la fase Purista son el Templete de plata y la Cruz procesional catedralicia, de la primera mitad del siglo XVII, con crucero circular, ensanches ovales y rectángulos resaltados en los brazos que rematan en octógonos. Es muy elevado el número de piezas que pertenecen al Barroco así como piezas Neoclásicas. Es extenso el inventario de acetres, báculos, bandejas, blandones, numerosos cálices y copones, campanillas, candelabros, crucifijos de altar, cruces procesionales, custodias, escribanías, evangelarios, hostiarios, navetas, ostensorios, palmatorias, relicarios, sacras y vinajeras.

El Templete es una de las piezas más importantes de la colección. Fue estrenado en la procesión del Corpus de 1598. Estaba destinado a ir colocado permanentemente en el hueco semicircular que tenía el retablo mayor catedralicio donde, al igual que el El Escorial, cobijaría el ostensorio de las celebraciones eucarísticas. Se trata de un templete de plata de gran clasicismo. De planta central - cuadrada con ángulos achaflanados - sobre un basamento se alza un cuerpo único de columnas dóricas toscanas y fustes estriados que descansan sobre pedestales cúbicos. Por encima de los capiteles corre un friso dórico y sobre él una cornisa culminada en pirámides herrerianas y bolas. Corona el conjunto una media naranja con radios y una pequeña linterna rematada con la figura de la fe. En el siglo XVIII se introdujeron algunas reformas que trastocaron la estructura original. El lenguaje ornamental es propio del purismo a base de espejos ovales, cartelas, ces, frutos, hermes y guirnaldas. En él se desarrolla un amplio programa con escenas de contenido eucarístico.

En el Museo Diocesano de Orfebrería, con acceso desde el claustro de la Catedral, se encuentran otras numerosas piezas de orfebrería, muchas de ellas procedentes de diversas iglesias de Navarra, entre ellas un copón de plata dorada, s. XV-XVI; un marfil con marco de plata de Santa Cecilia, s. XVI; una cruz procesional de plata parcialmente dorada procedente de la parroquia de San Juan Bautista de Pamplona, último tercio s. XVI, entre otras piezas.


ornamentos

La catedral conserva una rica colección de ornamentos fechables la mayoría entre los siglos XVIII y XIX. Un terno rojo de Pentecostés y una capa pluvial con bordado de oro corresponden al siglo XVII. El "terno de los pozos", bordado en oro sobre seda blanca, es fechable en los últimos años del siglo XVIII. Entre otros ornamentos, se cuenta con seis capas rojas de seda, decorados con abundantes motivos neoplaterescos realizados en hilo de oro, tejidos en Toledo, en 1826.


museo diocesano

Se localiza en dependencias de la catedral con acceso desde el Claustro.

Una selección de la platería de la catedral ocupa la Cillería, además de alguna pieza escultórica como el Crucificado de Juan Bazcardo.

En el Refectorio se expone una colección de esculturas medievales, renacentistas y barrocas procedentes de diversas localidades de Navarra. Destaca en este ámbito el retablo gótico de las Navas de Tolosa, en madera policromada, procedente de los Países Bajos, y ejecutado en el segundo cuarto del siglo XV. Este retablo fue restaurado en 1999 por la Fundación Fuentes Dutor. Cobija en la parte central un altorrelieve con la escena de las Lamentaciones por el Cristo muerto. Flanquean la escena central relieves de apóstoles emparejados bajo arquillos lobulados coronados por gabletes. La policromía es de gusto neoclásico. Pieza de mérito es el Cristo Crucificado de marfil de la catedral, del siglo XVIII, sobre cruz de ébano. En el Museo Diocesano se conserva una pintura sobre tabla de la Epifanía y Presentación, de principios del siglo XVI. Asimismo un óleo sobre lienzo del obispo Severo Andriani, por Vicente López, fechado en 1840. La talla de San Agustín (h. 1683) procede del retablo de San Gregorio de la Catedral. La talla de madera policromada de San Martín corresponde al siglo XVII.

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